lunes, 20 de marzo de 2017

The Book of Shadows (El libro de las sombras).


El libro de las sombras es uno de los libros prohibidos que mayores desafíos presenta para el amante del ocultismo y las ciencias esotéricas, ya que está plagado de enigmas y de extrañas referencias a otros libros que, o bien están perdidos, o nunca fueron escritos.

De los doce volúmenes originales de El libro de las sombras sólo sobreviven seis, encuadernados en diferentes tipos de cuero, y todos con la misma cantidad inquietante de páginas: 666.

El libro de las sombras tiene su origen en Praga, ciudad capital de la magia y el ocultismo dónde los más tenebrosos nigromantes de la Edad Media y el Renacentismo encontraron un refugio ideal para sus mórbidas reflexiones.


El nombre original de la obra es Iah Ashgùl Teth Nùbbhra, que en sumerio significa: El libro de los que se agitan en las sombras, aunque dentro de los círculos esotéricos de la época victoriana simplemente se lo denominaba: Libro de las sombras.

Todas sus páginas están escritas en código y durante muchos años sus secretos permanecieron en el terreno de las conjeturas. El estudio de otras obras esotéricas asociadas a El libro de las sombras hace evidente que muchos iniciados en la magia ceremonial conocieron y de hecho llevaron adelante una gran cantidad de experiencias basándose en sus consejos.

Pero no fue hasta 1763 que los recónditos secretos de El libro de las sombras vieron la luz más allá de los laboratorios de los iniciados.

William Andrew Lang —autor de: El libro azul de los cuentos de hadas (The Blue Fairy Book), El libro rojo de las hadas (The Red Fairy Book) y El libro verde de las hadas (The Green Fairy Book)—, quien realizaba un estudio sobre la vida del rey Olaf Haraldsson y sus cimientos en la mitología nórdica, insólitamente se topó con un abandonado pergamino en las catacumbas de la catedral de Nidaros, Noruega; donde se daban extensos detalles sobre la decodificación de un antiguo dialecto secreto utilizado por los monjes escandinavos en sus estudios sobre astronomía y diversas actividades prohibidas para los hombres de fe.

Aquel pergamino sería la clave para la decodificación de El libro de las sombras.

Nos encantaría extendernos sobre la fascinante lectura de este código, pero nuestra idea es hablar sobre los misterios que esconde El libro de las sombras y no sobre cómo esos misterios pueden leerse impunemente.

Para dar una noción general sobre el código, diremos que está escrito en griego, más precisamente en un dialecto helénico hablado en Arcadia, y consiste en la interposición de dos sílabas griegas con una árabe; haciendo al texto poco menos que impenetrable ya que carece de vocales físicas y sus consonantes son numéricas, es decir, no están implícitas en el texto, sino que surgen a través del análisis comparativo de los valores numéricos de las sílabas griegas y árabes.

Pasaron más de sesenta años hasta que otro especialista se dedicó al estudio de El libro de las sombras: el lingüista Eothar M. Istvanolov.

Cierta tarde, paseando por las lúgubres calles del barrio hebreo de Praga, Istvanolov ingresó en la casa de un anticuario, fallecido recientemente, cuyas pertenencias estaban siendo rematadas por sus familiares.

Allí, el lingüista reparó en una serie de libros extraños. En una de sus cartas, Istvanolov comenta que la anciana esposa del anticuario le vendió los seis volúmenes de El libro de las sombras a un precio irrisorio ya que, dijo, nada valían unos libros que no podían leerse.

Basándose en los estudios de Lang, Istvanolov se sumergió obsesivamente en el estudio de El libro de las sombras, pasión que lo llevaría, eventualmente, a la locura y el suicidio.

Cada uno de los seis volúmenes habla de los Círculos de la Oscuridad, como si se tratase de un círculo descendente hacia el mal absoluto, el cual, afortunadamente, estaría descrito en los seis libros perdidos.

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